Razón 1: La oscuridad se hace física. Se puede tocar y te invade. Solo
tienes ganas de irte y de nada más. No sabes a dónde ni como quieres marchar,
pero así es como te encuentras. Muertos en vida nos llaman, a una juventud en
la que predominan los sentimientos, y es cierto. Quieres morir y desaparecer y
no volver jamás sin importarte quién ni quienes puedan preocuparse por ti. Lo
estás escondiendo todo. Tienes que silenciar tu corazón para que nadie resulte
herido, y es que muchas veces lo más débil puede ser lo más peligroso.
Razón 2: Eres un extraño y nadie te mira a la cara. Recorres las
calles de Madrid como si recorrieras un cementerio, lleno de gente estresada,
que carga maletines y bolsos llenos de amargura para ganar dinero, y esa es su
vida y no la tuya. Te riges por lo que sientes y el corazón domina y mueve tu
cuerpo. No sabes a dónde te diriges, pero subes la calle con tus auriculares
prácticamente incrustados en el cráneo y no ves sino negro y gris en distintas
gamas. Ha empezado a llover
Razón 3: Una mañana de invierno. Huyes de la comodidad de tu cama,
encoges tu mente y solo puedes pensar en cuánto echas de menos tu razón de
vivir. Aún quedan varias horas para irte de casa, pero tu sales. Está lloviendo
a cántaros y no te llevas el paraguas. No lo necesitas. Quieres que la lluvia
confunda a tu prójimo ocultando tus lágrimas. Mueres poco a poco.
Razón 4: La música siempre está, pero esta vez se encuentra más
cercana y complementa tu estado de ánimo. La música respira rabia y tristeza.
Ella siente y eres tú quien llora. Añoras el olor, aquel frío, o incluso esa
tarde muerta. Años han pasado ya desde aquello y sigues torturándote,
fustigando tu alma. Sigues escuchando música.
Razón 5: La gente ya no te entiende y se aleja de ti. Ahora estás solo,
pero no como tú querías. Solo son sombras. Espíritus de antiguos conocidos y
amigos que bailan en el Gran Salón de tu mente. La banda sonora, la muerte.
Razón 6: Buscas ángeles por las calles. Todo el mundo que conoces
busca ángeles y recorre ciudades y pueblos sin encontrar una solución a su
búsqueda. No quedan ángeles. Todos se han ido y notas esa presencia más lejana
que nunca. No te quieres acercar, pero tampoco deseas alejarte y buscas
excusas, hasta que al final solo eres tú y te aíslas contra ti mismo y contra
el resto del mundo.
Razón 7: No puedes más y tus manos tiemblan. Todo tú, flaqueas y caes,
estando aún de pie. En ese momento te das cuenta de que estás soñando
despierto, como siempre, y cuando abres los ojos la gente te señala y te rodea,
culpándote por haber roto los platos que te habían ordenado recoger.
Razón 8: El mundo quiere absorber tu esencia y quiere quedarse con
ella y tú te defiendes como puedes, pero ya no hay nada contra lo que luchar,
por lo que luchar ni con lo que luchar, así que caes de rodillas al suelo y
gritas de dolor. Tus manos están tatuadas de sangre.
Razón 9: No hay nadie contigo. Se han ido a ser felices y tú eres una
carga. Supongo que algún día tendría que ocurrir. Tú no has cambiado y tus
sentimientos siguen siendo los mismos, pero ahora eres el único que siente eso.
Todos siguen con su vida y se recuperan después de un bache. Eres tú quien no
puede regenerar su cuerpo, que cae al suelo en fragmentos.
Razón 10: No hay más razones. No hay más esperanza. No hay apoyo y ya
no valen las miradas hacia atrás. Ella sonríe y tú te conviertes en cenizas.
Mueres.