domingo, 18 de diciembre de 2011

Letras olvidadas

Vivimos en un mundo grande, un mundo enorme. Sin embargo, llega un momento en el que todo este mundo que parece infinito, se nos hace muy pequeño.
Sientes que las paredes se cierran sobre ti, o sientes el peso de cientos de miradas que carga sobre tu persona, hay momentos en nuestra vida, en los que deseamos parar el tiempo, y escapar de la realidad, sentir como todo nuestro alrededor se detiene en el espacio y tiempo adecuados para concedernos un respiro y poder llorar a gusto, sin que nadie te juzgue.
Esa sensación se llama desesperación, y se puede vivir en distintos niveles, y a distintas escalas, ya sea desesperación por llegar a conseguir algo, o una falta de la presencia de alguien que no está contigo y a quien añoras.
Pero es en ese momento, cuando entre tus lágrimas, ves una luz, y una mano que seca tus lágrimas que caen lentamente por tus mejillas heridas por el frío, cuando todo aquello en lo creías se desvanece para dar paso a algo nuevo que acaba de nacer, justo en ese momento, y que te sacará de ese mal estado, bien puede ser un familiar, un amigo, una pareja, o algo en lo que tienes puesta tu fe.
Hay un momento en cada una de nuestras vidas, donde tienes que darte cuenta de que algo va mal, y es entonces cuando dejas de mirar hacia el suelo, angustiado, y diriges tu vista hacia el cielo, y sientes en tu cara las gotas de lluvia que suceden a un gran chaparrón, y ves el mundo abrirse ante un Sol que sonríe a la Tierra, y susurra con sus rayos a tu rostro, y es en ese momento cuando sientes el calor de la esperanza de una mundo mejor, una vida plena y llena, no sin desesperación ni angustia, pero con una ayuda para salir de éstas sin perder tus víveres en el camino, porque, como ya he dicho en anteriores entradas, debemos de vivir nuestras vidas con un propósito, sin derrochar ni un sólo instante, pues nuestro tiempo aquí no es eterno.
Probablemente recordéis un famoso spot publicitario, cuyo lema fue:
"Cuando naces, todos alrededor sonríen mientras tú lloras. Vive tu vida, de forma que, cuando llegue tu hora, seas tú el que sonría y los demás los que lloren".

Ahora, es tu turno. ¿Que es lo que te hace salvar las distancias con la felicidad? ¿Que es lo que te hace saltar la barreras de la angustia?

¿Cuál es tu propósito y tu razón  de vivir?

Y respóndete a ti mismo.
Rallada o Reflexión? ;)

1 comentario:

  1. Anónimo18.12.11

    Me gusta mucho tu blog. Creo que por ahora las reflexiones ganan a las ralladas por goleada. La pregunta que planteas en esta entrada es, probablemente la más importante que tiene que responder todo ser humano. Mi razón de vivir es ser un ayudante de Dios, llevar su amor a los demás, darle a conocer, enseñar a los que me rodean cómo se vive según sus consejos y mandamientos, respondiendo a su diseño, protegiendo a las personas que ÉL ha puesto bajo mi cuidado. Si al terminar el día consigo alguno de estas cosas imagino una sonrisa y un "bien hecho..." desde el cielo.

    Sigue escribiendo, lo haces fenomenal.

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